Una vieja melodía flotaba en el ambiente un día cualquiera
en cualquier lugar. Una chapa improvisada hacía de barra en el que las personas
reposaban sus bebidas. Las conversaciones se entremezclaban poniéndose al día
desde la última vez. Sin duda, aquella
orquesta, ofrecía una puesta en escena apropiada, con un repertorio de
canciones casi olvidadas que animaban a dos abuelas divertidas en una danza sin
fin…notas, figuras, tempo y la clave… de un día sencillo, en familia, que
disfruté.